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Inspiración de lo cotidiano: fuente inagotable de creatividad

Actualizado: 18 ene

La belleza está en todos lados, el truco es entrenar a nuestros ojos, y ya que estamos, activar todos nuestros sentidos para poder absorber mejor nuestro alrededor. Seguramente has escuchado lo importante que es agradecer las cosas buenas que te han pasado en el día antes de dormir: dicen que esto es un ejercicio clave para llegar a ser feliz. ¿Por qué? Entiendo que esta practica nos enseña a ver lo extraordinario dentro de la cotidianidad, la grandeza de los actos normales como sonreír amablemente a quien te sirve un café, o abrazar a quien llora en busca de respuestas.


Cuando estamos dispuestos a ver la vida como una serie de grandes cosas pequeñas que la hacen bella y especial somos capaces de ver el color verde más fuerte y radiante de la naturaleza donde otros solo ven un lugar de clima gris, como puede ser el País Vasco en España.


Una vez, como parte de una terapia de meditación para luchar en contra de la agorafobia, mi terapeuta me recomendó que cuando me diese paseos por la ciudad describiera con el mayor detalle lo que veía. Entonces mi mente empezó a sonar así: 'Veo un edificio de cinco plantas, con la fachada de ladrillo pintado en color blanco. Cada planta tiene seis ventanas. Veo que la carpintería del edificio y los detalles están pintados de negro. Se nota que acaban de pasarle la última capa de pintura porque parece fresco y está muy brillante. De fondo escucho el sonido que hacen los semáforos en Madrid cuanto está en verde para que los peatones ciegos puedan cruzar la calle de forma segura. Entre el ruido de la ciudad logro escuchar la suma de todas las conversaciones que están pasando a mi lado..." . 'Meditación activa' le llamó ella. Este ejercicio me ayudó a ver que todo es digno de admirar, solo debemos querer mirar más allá.



Imagina que tu vida es una película

¿Cómo puedo encontrar inspiración en lo cotidiano? Es nuestra pregunta a responder. Cuando pinto sigo una serie de pasos para saber hacía donde quiero ir ( o por dónde empezar). Me imagino cuál es el color que mejor envuelve una emoción, qué música sonaría en una situación concreta, cómo sería un diálogo sobre un tema entre tres personas con diferentes puntos de vista o experiencias contrarias. Pienso cómo sería la secuencia casi cinematográfica de un hecho.


También podríamos que plantearnos cómo queremos que se sienta nuestro espectador cuando admire nuestra obra, en mi caso un lienzo con óleo, pero podemos extrapolar esto a cualquier expresión artística.




Mente abierta y sentidos preparados

Cuando queremos crear debemos saber que la 'inspiración' se trabaja y también se espera. Cuando la inspiración llega lo hace sin querer ( parece ser), pero otros podrían argumentar que solo se inspira quien está alerta. En mi caso, la inspiración llegó cuando decidí quedarme quieta. La pausa fue la clave para conseguir ver lo imperceptible. Apagué el ruido y pude recibir la "notificación" del mas allá para empezar a pintar.


Cuando sabes que todo es bello (o valioso por el mero hecho de existir) la inspiración toca tu puerta constantemente. Una melodía te traslada, un olor te recuerda a una persona concreta, una conversación puede cambiar tu vida.


Querer jugar más que ganar

Esto es un juego y por tanto hay que divertirse. En este caso no hay respuestas correctas, o mejores o peores. Si te equivocas creando pasa lo siguiente: 1) Nadie sabe que te equivocaste, 2) Aprendes de tus acciones, 3) A nadie realmente le importa porque no necesariamente te están viendo con lupa. Siento que muchas bloqueos de inspiración, de crecimiento personal, de introspección, nacen y se mantienen vivos por nuestros miedos, nuestras dudas sobre la mirada externa.


Supongamos que empiezas a jugar con tus propias reglas, y se te da muy bien. Poco a poco ves cómo todo encaja y tus logros se van multiplicando. Tus logros son tuyos, de nadie mas. Por eso es muy importante saber que los inputs externos hay que tomarlos con pinza, y saber decidir sobre quién apoyarse o con quién jugar.


Depositar demasiada importancia en el otro, en lo que pueda pensar o cómo se pueda percibir una acción nuestra, sobretodo si hablamos de arte, puede por lo menos ser perjudicial para la creación de la expresión, y para sembrar la semilla de la inspiración.




Todo inspira, todos inspiramos. La grandeza del mundo es suficiente. Basta con abrir los ojos un par de milímetros más, ponerse el sombrero de jugador y querer crear nuevos mundos desde nuestro rincón, sin miedo y con amor.

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